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El cobre puede ser la kriptonita del Covid-19

Desde Chile hasta Japón, pasando por EE.UU. y otras regiones, el uso del cobre es cada vez más recomendado para enfrentar la pandemia, por sus propiedades antivirales. Otros metales, como oro y plata, son clave para producir insumos médicos.   

Y por si quedaba duda de los beneficios de la minería en las actividades del ser humano, ahora el cobre ha surgido como el elemento vital para la fabricación de mascarillas altamente confiables para evitar el contagio del Covid-19, sumándose a otros metales que son imprescindibles para otros insumos médicos.

A lo largo del mundo, el trabajo de los científicos e industrias se encaminan hacia la distribución de estos “escudos”, que seguramente acompañarán a los habitantes del planeta por mucho tiempo y que, sin suda, hasta formarán parte del ‘outfit’ diario para ir a las oficinas, de compras, de paseo, etc., una vez que el aislamiento cese.

El combate contra el Covid-19 es un accionar que están tomando decenas de países en el mundo, a los que se incluye potencias como China, EE.UU. o España. Cada nación tiene su propia forma de batallar contra esta enfermedad emergente y crea estrategias de acuerdo al contexto de su propia realidad. En ese sentido, las industrias de cada país se unen también a esta lucha y colaboran, desde su propia realidad, en tratar de mitigar la expansión de la pandemia. La industria minera, por ejemplo, toma un papel decisivo desde uno de los frentes de batalla y resalta por ser una de las principales proveedoras de insumos clave para el sector salud.

Para graficarlo mejor, Tiempo Minero hace un recorrido donde describe cómo en estos tiempos en donde los enfermos críticos por Covid-19 necesitan respiradores artificiales, la plata como metal resulta esencial para la fabricación de tubos endotraquiales, al igual que el cobre y el oro.

Industria minera: aliado estratégico del sector salud

Ciertamente, el uso del cobre será en estos momentos es gran aliado contra el Covid-19. Como lo mencionan los expertos en epidemiología de Camiper, Escuela de Altos Estudios, el cobre es la superficie más hostil para este virus, pues en ella solo puede permanecer hasta cuatro horas. En el plástico y otros elementos, por el contrario, puede permanecer hasta tres días. Por otro lado, tiene una cualidad antibacteriana. Se sabe que a mediados del siglo XIX quienes trabajaban con cobre y sus aleaciones estuvieron químicamente protegidos contra los brotes de cólera que azotaron Europa.

Es por eso que hoy, el conocido metal rojo es el más usado en el campo médico, además de sugerirse para superficies de lugares con alta concentración de personas, como colegios o paraderos. Además, el cobre es un metal muy demandado para la fabricación de instrumentos quirúrgicos y dispositivos médicos; incluso hay investigaciones que destacan al cobre en la eliminación de bacterias patógenas a temperatura ambiente.

Por su parte, el oro es de suma importancia en el campo médico que puede ser usado en radioterapia o para fabricar algunos medicamentos. Expertos en salud mencionan que el oro es capaz de destruir bacterias, desinfectar, fortalecer el cuerpo, mejorar las defensas, afectar positivamente a la función del corazón y los órganos internos. Además, el oro puro es un metal hipoalergénico.

En farmacología, los compuestos del oro son parte de muchos medicamentos que se utilizan en el tratamiento de tumores malignos, tuberculosis pulmonar, enfermedades de la piel y enfermedades autoinmunes. Algunos fármacos que contienen nanopartículas de oro combaten con éxito la bacteria Helicobacter pylori que es la causa de las úlceras de estómago y tienen un efecto antihongos, así como también son ampliamente utilizados en el tratamiento de la artritis crónica o pulmonías.

Asimismo, la plata sirve como insumo para la creación de instrumentos quirúrgicos y para la laminación de máquinas de rayos X. Al igual que el oro y el cobre mencionados, la plata se encuentra en diversos fármacos a través de nanopartículas y es uno de los principales componentes de los termómetros, herramienta médica que hoy en día se ha vuelto indispensable para medir los niveles de calor en una persona con posibles síntomas de Coronavirus.

Así como el cobre, el oro y la plata, existen en la industria minera una infinidad de metales y minerales que aportan valor en esta lucha contra el Covid-19 y por eso mismo, su producción resulta necesaria. Por ello, si se detuviera la producción de cobre y otros metales, el efecto de la pandemia sería mucho más agresiva, pues los insumos para el sector salud y la economía para adquirir mejores hospitales o repotenciar los ya habidos, sería insuficiente por no decir nula, y los picos de muertes y contagios serían altísimos.

Frente a esta realidad, ¿qué opinan los antimineros o las personas que están en contra de la extracción de minerales en el mundo? ¿No es pues la minería un aliado importante para el avance de la tecnología en temas de salud y prevención? ¿El mundo no se estaría yendo contra la salud y el bienestar de su propia especie si se paraliza por completo la producción de metales preciosos? Solo queda entonces la reflexión y el análisis del contexto actual que atraviesa la sociedad en su conjunto.

Hecho en Japón

Una empresa de innovación con sede en la Universidad de Gunma ha desarrollado en cooperación con una fábrica local, una lámina con fibra de cobre que inactiva las partículas de los virus y bacterias evitando las infecciones.

La empresa Gunma University Development & Innovation (GUDi), con sede en la Universidad de Gunma, en la ciudad de Kiryu, y Meisei Industry Co., un fabricante de alambres de oropel de la ciudad de Maebashi, se unieron para crear el producto.

La lámina tiene un efecto esterilizador que hace que las partículas de los virus pierdan su capacidad viral y se vuelvan inofensivos para el ser humano. “El material desarrollado abre nuevos caminos para provenir brotes de virus masivos. Nos gustaría tenerlo listo pronto”, dijo el presidente de la empresa, Hideyuki Itabashi.

La lámina tiene un fotocatalizador aplicado en su superficie que una vez expuesto a la luz activa sustancias con alto poder oxidante que descompone partículas virales y bacterias.

La empresa desarrolladora, dijo en conferencia de prensa que la fibra de cobre podrá incorporarse a la producción de mascarillas y guantes, pero también como material de protección en todo lugar que sea tocado por más de una persona como botones de ascensores, interruptores de luz, pasamanos y sujetadores de los trenes y manija de las puertas.

La fibra de cobre desarrollada en Gunma es 1.000 veces más poder bactericida que una simple superficie de cobre. (International Press)

Orgullo chileno

Una sencilla mascarilla se ha convertido en una mina de oro para la pyme chilena CoureTex, que fabrica mascarillas de cobre y que ha visto como su negocio se ha disparado con la pandemia de Covid-19 a medida que han aumentado los pedidos desde los países más afectados. “Somos 15 empleados. Antes de la crisis vendíamos alrededor de 20.000 mascarillas al mes” explican desde la empresa en un comunicado que replica Business Insider. El aumento de la demanda ha sido tan radical que la compañía trabaja a su máxima capacidad de producción: medio millón de mascarillas al mes

“No ha sido necesario aumentar el número de empleados, pero sí tuvimos que comprar nuevas máquinas”, explican. En un momento en el que los mercados están desabastecidos de equipos de protección, la tela antibacteriana de CoureTex permite que las mascarillas puedan ser lavadas y reutilizadas. “Se puede lavar hasta 50 veces con cualquier detergente sin cloro, a mano, como cualquier ropa delicada. Al ser reutilizable lo hace mucho más conveniente, ya que las mascarillas desechables se tienen que eliminar después de cada uso”, explican.

La pyme lleva funcionando a todo gas desde que en enero China encargara 6 millones de mascarillas, ya que el cobre es un gran protector contra el coronavirus, y admite que tiene que ofrecer a sus clientes cantidades muy inferiores a las que le solicitan.

Además de mascarillas, CoureTex también fabrica otros artículos como plantillas, antifaces o guantes. Los productos están certificados en Chile por Lictex, en América por Senai y en la comunidad europea por Intertek. 

La pyme tiene un origen muy particular. Por un lado, los dueños Mauricio y Óscar Silva, siguieron con angustia el caso de los 33 mineros atrapados en la mina de San José en 2010. Los mineros sufrieron infecciones por hongos, algo común entre la profesión, y los Silva pensaron en crear y comercializar una tela que pudiera protegerlos en el futuro, según explica EFE. También fue algo personal para la familia. “Surgió por una necesidad familiar. Un pariente mío falleció por infección intrahospitalaria, por lo tanto, quise hacer una tela antibacterial para evitar que esto le pasara a más gente”, explica el fundador de la compañía.

Tras adquirir una «patente de invención» en el 2018, los dueños Couretex aseguran que son la única compañía que fabrica este tipo de producto en todo el mundo. “Las mascarillas eran uno más de los productos que teníamos y desde el Covid-19 es el más vendido. Nunca me imaginé que tendrían tanto éxito”, reflexionan desde la compañía, que trabajó muchos años en el producto hasta lograr comenzar a comercializarlo.

Los principales mercados de CoureTex están siendo Brasil, España, México, Argentina y Chile. Aunque la compañía advierte de que no está autorizada a revelar el nombre de sus clientes, cuenta que ha enviado mascarillas a Andalucía, Barcelona y Lérida.

Mascarilla por impresión 3D

En el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, se ha fabricado una mascarilla hecha con “nanopartículas de cobre por impresión 3D”, por la empresa Cooper 3D y que, según un comunicado, está empezando a usarse en muchos países afectados por la pandemia, dio a conocer La Razón.

Gracias a las propiedades antimicrobianas del cobre (comparables solo con las del oro y la plata), Chile, el mayor productor mundial del metal, está en condiciones de usar este elemento químico para usarlo de material de impresoras 3D. En Chile ya se conocían las propiedades del cobre gracias a la industria minera. Se fabricaron calcetines y ropa interior con fibra de cobre para los mineros, porque ellos estaban expuestos durante muchas horas en ambientes muy húmedos y en un 80% desarrollaban patologías e infecciones en los pies. La ropa con fibra de cobre tuvo un impacto muy significativo en la mejora de estas patologías.

Algo aprendido en el estudio sobre el efecto del cobre en términos antivirales es que cuánto más pequeñas sean las partículas, mayor es el efecto. Por lo tanto, poner una lámina de cobre es útil y una buena estrategia para instrumentos y accesorios en hospitales, pasamanos, transporte público, etc. Pero si se logra poner nanopartículas de cobre en otros materiales, por ejemplo, mascarillas, el efecto es mucho más potente y mucho más rápido a la hora de inactivar el virus.

Por eso es tan prometedor el proyecto de la empresa chilena Cooper 3D, referente mundial en la creación de material antimicrobiano para la impresión 3D: unas mascarillas reutilizables, lavables y de bajo coste impresas con material que lleva nanopartículas de cobre, y cuyo código se ha abierto para que quien quiera se lo pueda descargar. Desde entonces han tenido más de 7 millones de descargas (80% son de EE.UU. y Europa).

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