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Así viví mi primera vez en la convención PDAC

Por Santiago Ayala Sarmiento

Entre el 5 y 8 de marzo de 2023 se realizó una nueva edición de la convención mundial de exploración y minería de la Asociación de Prospectores y Desarrolladores de Canadá, en Toronto, Canadá. MINERGÍA fue sponsor y estuvimos allí junto a más de 30.000 visitantes, provenientes de 130 países.

Hace nueve meses, por dos días, me quedé en Ecuador, con la ilusión de embarcarme hacia Toronto, Canadá, para estar presente, por primera vez, en la convención organizada cada año por la Asociación de Prospectores y Desarrolladores de Canadá (PDAC, por sus siglas en inglés). Por una confusión mía, los tiempos no me alcanzaron, por lo que la visa canadiense me llegó dos días después del despegue de la comitiva ecuatoriana. Entonces, la cita se desarrolló en un mes atípico (entre el 13 y 15 de junio) por lo que el sol recibió con los brazos abiertos a quienes asistieron. Así lo leí en los reportes de los medios internacionales desde el lugar. Y me quedé frustrado.

Sin embargo, para 2023, PDAC volvió a sus tiempos habituales y, esta vez, no hubo obstáculos para ser parte de la convención más grande del mundo de la minería, donde se juntan más de 30.000 asistentes, provenientes de 130 países. Empaqué ropa abrigada, eso sí, porque todavía eran tiempos fríos. Y también una buena cantidad de revistas MINERGÍA, para obsequiar a los asistentes y que conozcan sobre la actividad minera en Ecuador. Cabe decir que la publicación era uno de los sponsors del evento.

Despegué la madrugada del 4 de marzo, sábado, rumbo a Toronto. Antes, una escala en San Salvador, en cuyo aeropuerto me llamó la atención ver algunas imágenes del presidente Nayib Bukele y sentir un cierto aire a reverencia. En medio de cierto caos en los estrechos pasillos, me encontré con la presidenta de la Cámara de Minería del Ecuador, María Eulalia Silva, y con el ministro de Energía, Fernando Saltos Alvite, con quienes departimos en medio de un fugaz desayuno con café salvadoreño. Cinco horas después, nos volveríamos a encontrar en el aeropuerto de Toronto, mientras esperábamos las maletas de cada uno al pie de la cinta de despacho. Visiblemente cansados, cada uno se dirigió a su lugar de estadía reservada. Caía la noche y el frío calaba los huesos. El aliciente: empezaba mi primera aventura en el PDAC.

El domingo 5 de marzo empecé desde muy temprano a recorrer las calles de Toronto. Zigzagueando entre el hielo y enfrentando el viento polar, llegué al Centro de Convenciones donde la organización estaba lista. Con todo perfectamente señalizado, me dirigí a registrarme y ubicarme en mi centro de operaciones: la sala de prensa. En un complejo gigantesco, empresas mineras de todo el mundo y de todas las áreas dejaban listos sus stands para lo que sería la apertura oficial de la cita al día siguiente. MINERGÍA, por supuesto también tenía su espacio en la vitrina de medios escritos, de la cual los visitantes podían tomar gratuitamente lo que deseaban.

Tras descansar, arranqué muy temprano el lunes 6 de marzo. A las 08:00 estaba previsto el Día de Ecuador. A diferencia del día anterior, esta vez el Centro de Convenciones lucía como una caravana de hormigas que iba y venía, una mezcla de nacionalidades e idiomas. Pese a ello, lo que más me llamó la atención fue la muy marginal presencia de ejecutivas mujeres. La masiva y predominante presencia masculina da muestras de un trabajo aún enorme por hacer en cuanto a la equidad de género en la industria a escala mundial. Abriéndome paso en medio del gentío, pude llegar a uno de los salones habilitados para el país, donde actores del sector minero público y privado nacional, durante cuatro horas, expusieron las potencialidades mineras. La sala lució llena durante las cuatro horas de exposiciones, especialmente durante las palabras del Ministro de Energía.

Con atención, los posibles inversionistas escucharon de voz de varias empresas el trabajo que se hace, pero lo que más querían conocer es si el ambiente jurídico y la ofrecida reapertura del catastro minero sería un hecho. Saltos Alvite, de alguna forma, les desilusionó, no hay un panorama claro y certezas de que durante este año se reabra el catastro. De todas maneras, entre decenas de tazas de café Starbucks y otros bocaditos, quienes acudieron se llevaron una buena sensación de las oportunidades que hay en el país.

Los siguientes días fue una experiencia única, tuve el tiempo suficiente para asistir a charlas de países que mostraron su oferta minera, visitar los pabellones que mostraban los adelantos en materia de servicios e insumos para la industria y escuchar ponencias de cómo el mundo minero avanza en torno a los diferentes desafíos futuros. Al final, los pasillos del Centro de Convenciones de Toronto fueron poco a poco vaciándose, con la nostalgia de un punto final, pero con la seguridad de un reencuentro en 2024.

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