La paciencia principal requisito para obtener una Licencia Ambiental
Carolina Orozco
Experta en estrategia ambiental
Obtener una licencia ambiental en Ecuador es un proceso que demanda mucha técnica, pero sobre todo mucha paciencia y últimamente alta tolerancia a la incertidumbre, porque aunque la norma diga que existen procesos y plazos que cumplir, lo cierto es que en la práctica, demora más de lo esperado, es un proceso no siempre objetivo sino a veces subjetivo , que responde a una negociación técnica más que al legítimo interés de proteger el ambiente, y que en el caso de la industria minera parece estar al servicio de la política más que de la naturaleza en los últimos meses.
Hoy, obtener una licencia ambiental es una carrera de perseverancia y no de velocidad. Y, de hecho, cuando una licencia es otorgada ágil y velozmente, puede no ser considerado como señal de eficiencia, sino como una alerta ante la Contraloría General del Estado para cuestionarse ¿“por qué la gestionaron tan pronto”? y antes de lo que esperas, tu Licencia es parte de un proceso de auditoría.
Y es que este escenario en el Ecuador no es nuevo, hemos sido históricamente un país donde hacer un trámite en las instancias públicas, por alguna razón, debe ser algo complejo ¿Idiosincrasia? Me niego a aceptarlo, menos aún hoy, que nuestro potencial geológico nos coloca en el mapa minero mundial y explorar ese potencial debería ser prioritario. Ante esta oportunidad corresponde tomar medidas urgentes para desentrampar esta complejidad, lo que no significa desproteger el ambiente, sino por el contrario, aplicar medidas reales para emitir Registros y Licencias, pasar de los escritorios a los territorios, y sobre todo comprender a los permisos como una herramienta para impedir la proliferación de las prácticas ilegales y antitécnicas.
El sector minero aprendió a vivir con la tramitología, sin acostumbrarse ni resignarse, pero adaptándose a los tiempos del Estado como un contingente en la planificación de los proyectos, y tratando de aportar con mejoras en la normativa ambiental.
Pero, ¿Cómo mejorar una normativa cuando se la manipula desde la política y no desde criterios técnicos? Y hoy el verdadero problema es que no hay norma. Si, me refiero a la norma de consulta ambiental.
Tras varias sentencias de la Corte Constitucional del año 2021, el otorgamiento de Licencias Ambientales para todo proyecto fue suspendido, y, en el caso del sector minero, la suspensión aplica también a registros ambientales. Esto, debido a que la Corte conmina al Ministerio del Ambiente y Transición Ecológica a expedir un nuevo proceso de “consulta ambiental” para permisos, reglamento que luego de 18 meses, aún esperamos se expida.
Impedir la expedición de Licencias y/o Registros ambientales es parar el desarrollo, pues toda actividad económica que pueda causar un posible impacto ambiental requiere de un permiso previo. Y ese impedimento debe leerse como la ralentización en inversiones en el país que se calcula asciende a más de 2 mil millones de dólares por la paralización de más de 100 proyectos que incluye construcción de hospitales, escuelas, carreteras, fábricas, proyectos energéticos, camaroneros, turísticos, además de los mineros, entre otros.
La inversión económica en el sector minero ha sido por los últimos años la más significativa en el país, y nuestras exportaciones en el año 2022 superaron los 2.740 millones de dólares , esto, considerando únicamente los proyectos que pudieron obtener un permiso ambiental previo a las sentencias de la Corte Constitucional del año 2021 que menciono. La falta de normativa para la consulta ambiental frena el avance del sector, y no solo en ámbito económico; más aún en ámbito social al no poder generar plazas de empleo local ni presencia permanente de las compañías en territorio para desarrollar proyectos de beneficio comunitario.
Las pérdidas que se derivan por las compañías y proyectos que no han podido obtener Registros y Licencias Ambientales para operar no significan un beneficio directo en la protección del ambiente, por el contrario, significa pérdida de oportunidades de inversión y desarrollo local. Entonces, la falta de normativa y permisos nos lleva a una disyuntiva; permitir el trabajo legal y técnico de las empresas, o impedirlo a sabiendas que esto perjudica a las mayorías y puede promover la ilegalidad.
La técnica, la paciencia y la tolerancia a la incertidumbre nos hace ecuatorianos a los ecuatorianos, pero ni Ecuador es el mismo de antes ni nosotros queremos ser los de siempre.