La abogada ambateña que trabaja duro por una minería con incidencia social
María Isabel Aillón Vásconez trabaja en varios proyectos e iniciativas que promueven el rol de la mujer como un actor participativo y fundamental en el crecimiento de una industria minera diversa e inclusiva.
De hablar sereno y seguro. Firme en sus valores y convicciones. Defensora a muerte de las mujeres. Desde que era muy pequeña, acompañaba a su mamá, la profesora Eulalia Vásconez en sus tareas de promoción de proyectos para pequeñas emprendedoras mujeres, en Tungurahua. Iba y venía con ella, unas veces de la mano, otras veces en sus brazos, visitando lugares recónditos, en el campo, donde trabajaba con mujeres que eran víctimas de violencia que trataban de empezar con sus emprendimientos. Entonces, hace algo más de 30 años, casi nadie hablaba de empoderamiento femenino ni de empoderamiento económico de las mujeres. De esta manera, la niña María isabel Aillón Vásconez fue absorbiendo como esponja todo ese anhelo de cambiar las cosas. Los años que vivió por delante solo avivaron esa fogata en su alma.
Nacida en Ambato, llegó hace 17 años a Quito para empezar sus estudios universitarios. Brillante, acumuló más de un título: Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Especialista Superior en Derecho Constitucional por la Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, Fellow of the Academy por The Center for American and International Law, Texas, EE.UU., Máster en Derecho Constitucional por la Universidad Andina Simón Bolívar y Máster en Derecho por la Universidad de California, Berkeley, EE.UU.
“Al final, me casé con un quiteño y me quedé en la ciudad, pero soy ambateña y tengo mucho orgullo de mi ciudad. Toda mi familia es de allá, estudié mi educación primaria y el colegio en Ambato, así que tengo una conexión muy fuerte con la ciudad. Mi mamá ha sido profesora toda la vida, de hecho, por el ejemplo de ella desarrollé todo el amor al trabajo social y al trabajo del empoderamiento de las mujeres. Ella fue pionera, una de las fundadoras del Foro de la Mujer y de la Comisaría de la Mujer, en Ambato. Así que desde muy niña yo vi el trabajo de apoyo a las mujeres como un pilar fundamental de la sociedad. Mi familia ha estado siempre volcada al trabajo social Mis abuelos siempre brindaban su ayuda a los niños huérfanos, incluso, mi abuela educó a 10 niños que no eran sus hijos, ayudándoles con el pago de su escuela. Fue directora por 35 años de un orfanato. Allí, con mi hermano, compartíamos con los niños abandonados y huérfanos, entendíamos la importancia de encontrarles familias”.
Por el lado de su padre, en cambio, se le despertó, primero el cariño, y después el amor por la minería. Al ser constructor, él operaba alrededor de la minería no metálica, por lo que aprendió e interiorizó sobre la importancia de los recursos de la tierra en la vida diaria. Sin embargo, no es hasta que inició su carrera profesional cuando asistía a congresos mineros, que se dio cuenta de la dimensión real que tiene la industria minera como motor del desarrollo económico para el país y como motor para que la sociedad pueda acceder a mejores oportunidades. “Hace 20 años no me imaginé que iba a estar trabajando en minería, pero, hace diez, cuando me vinculé ya directamente por mi trabajo, supe que tenía un enorme potencial para el Ecuador. Y ahí me quedé”.
En 2007 ingresó como pasante en el estudio Pérez Bustamante & Ponce, justo un año antes de que se pusiera en vigencia el mandato minero, por lo que la industria entraría en pausa y no sería sino hasta 2012 que se reactivaría. Ese lapso sirvió, coincidencialmente, para que ella se adaptara a su nueva vida como abogada. Entonces, tras un par de consultas que las primeras compañías que llegaban a invertir en el Ecuador, comenzó a vincularse a la minería. Las ayudaba con memorandos, con las negociaciones con el Estado para proyectos, etc. Y en ese punto, ve que es posible aportar desde su trabajo como abogada en el empoderamiento económico de jóvenes, de sectores vulnerables y, sobre todo, de mujeres.
A partir del despertar de la industria en Ecuador y de los acompañamientos que hizo a los clientes, la firma de abogados abrió un Departamento de Minería, convirtiéndose en su primera Directora, cargo que ocupa hasta la actualidad. Ejerce su práctica en las áreas de Minería, Energía y Resolución de Conflictos. Entre otras cosas, asesora a inversionistas en procesos de otorgamiento de concesiones, estructuración de inversiones y regulación minera y ambiental. Frecuentemente representa a sus clientes antes las autoridades del sector. Representa a compañías nacionales y extranjeras en procesos judiciales que incluyen responsabilidad civil contractual y extracontractual, y responsabilidad ambiental, así como en procesos administrativos, constitucionales y contenciosos ante las cortes ecuatorianas y arbitrajes locales e internacionales, incluyendo una amplia experiencia en asesorar a compañías de extracción de minerales en procedimientos paralelos trabajando equipos en varias jurisdicciones.
Asimismo, está reconocida dentro de la firma Chambers and Partners como la úunica mujer abogada “Associate to watch” en el área de Energía y Recursos Naturales, un hito pues la industria energética en el sector legal también es altamente masculino. “Eso me motiva y, a la vez, es un reto.
Siempre he creido que las mujeres jóvenes han tenido ciertas brechas y mitos que romper en sus profesiones, porque, si bien habemos muchas más abogadas ahora en el Ecuador, todavía hay ciertos tintes que nos dificultan estar en mesas de negociaciones o en puestos de tomar decisiones”.
Sin embargo, cuenta que, en su caso, la suerte jugó a su favor, porque en el camino se cruzó con mentores hombres en la oficina que le permitieron, desde los inicios, ser parte de importantes mesas de negociación. “Hace una década yo tenía 27 años y estaba en mesas con 20 personas, en donde era la única mujer. ¡Y la única mujer de menos de 30 años! Esos retos que nos pone la vida, en donde tenía que ser escuchada, en donde debía enfrentar juicios -también es litigante- ante abogados de 30 años o más de experiencia, hombre, que muchas veces piensa que no estás capacitada por el hecho de ser mujer o de ser joven, influyó mucho para creer en que las mujeres podemos romper mitos y demostrar que nuestra capacidad nos permite ir más allá. La minería ha sido una industria masculinizada durante toda su historia en el mundo, pero últimamente el tema de inclusión, de diversidad va tomando fuerza y descubrimos que ya cada vez hay más mujeres en puestos de toma de decisiones, en los gobiernos y en la industria en sí misma. Hay estudios estadísticos que han demostrado que las mujeres tenemos ciertas habilidades y capacidades que rompen con mitos de liderazgo y que ayudan a las compañías a tener liderazgos mucho más rentables y positivos. Entonces, la oportunidad que la minería abre es romper mitos dentro de una industria masculinizada para permitir que las mujeres accedan a una industria competitiva, no por el hecho de ser mujeres, sino porque hemos demostrado que tenemos capacidades especiales, que nos permiten darle a los liderazgos corporativos ciertas características que generalmente los hombres no ven como importantes y que se necesitan actualmente”.
En ese contexto, en 2019 Aillón fue elegida como Presidenta de Women in Mining Ecuador, después de haber sido invitada a participar como panelista en eventos de mujeres en la cita más importante de la minería mundial que se realiza anualmente. En esas convenciones conoció a diferentes mujeres y organizaciones que trabajan alrededor del mundo en temas de inclusión y diversidad. Una de ellas, Women in Mining, grupo que genera una red de contactos a nivel mundial, en donde pudo vincularse con presidentas de Perú, Canadá, Chile, EE.UU. Para entonces, llevaba aproximadamente cinco años dentro de la industria y se le ocurrió la idea de fundar el capítulo en Ecuador.
“La minería era una industria que estaba naciendo en el país, en un momento cultural importantísimo, en el cual se hablaba de inclusión y diversidad. Entonces, empecé a hacer conexiones internacionales, primeramente para ver cómo funcionaba el proyecto, para ver qué se necesitaba, y luego me conecté con mujeres de altos perfiles a escala nacional y con compañías. Así, junto a un grupo de voluntarias, creamos el primer Directorio de Women in Mining, mujeres que han trabajado y que están en diferentes compañías y ámbitos del sector. Vamos a cumplir tres años en el Ecuador. Tenemos alianzas y apoyo completo del gobierno, de las compañías mineras grandes y pequeñas, de los gremios de mujeres y, sin duda, de las organizaciones internacionales. Todo el trabajo que realizamos las voluntarias se hace sin fines de lucro, es redundante, pero es un trabajo voluntario, compartimos nuestros tiempos con nuestros trabajos, cada una está vinculada a la industria minera de alguna forma, pero nuestro mayor trabajo y el que más nos ha llenado es el voluntario que hacemos para esta organización”.
Su tiempo está copado por la minería. Pero eso le encanta. Su jornada diaria empieza desde muy temprano, alternando reuniones de trabajo con clientes de diversos países, como Australia, por ejemplo, con audiencias y con compartir tiempo con su familia y cuidados a su madre, quien durante la pandemia fue diagnosticada de cáncer. “Trato de pasar tiempo con mi familia, con mis amigos, me gusta muchísimo involucrarme en temas relacionados con mujeres, así que busco espacios de interacción con otras mujeres de diferentes sectores Todo el tema social a mí me gusta mucho. Busco mucho involucrarme en temas de educación también”.
Su objetivo hacia el futuro es continuar creciendo profesionalmente, empoderar a las nuevas generaciones de abogados, sobre todo, en trabajar en políticas de flexibilización para las abogadas que han llegado alto en su carrera y que necesitan mantenerse. Desde luego, seguir con Women in Mining y buscar integrarse al Directorio mundial.
“Nunca quiero deslindarme del tema del empoderamiento de las mujeres, eso es algo en lo que yo he encontrado mi pasión y es algo en lo que, más allá de que avance en mi carrera profesional, seguiré trabajando. Para mí, el buscar un objetivo y darle un sentido social a tu labor es lo que me gusta. Trabajo mucho en asesoría gratuita a fundaciones de religiosas, tenemos en la firma la Fundación Fabián Ponce, creada para ayudar en temas legales a personas de escasos recursos, así que busco también que todos se involucren en ello. Para mí, mientras más puedas dar de tu tiempo, eso es lo mejor”.
Y su otra meta es intentar cambiar la percepción de quienes desconocen la importancia de la minería responsable. Para ella, el desconocimiento de la minería que existe en Ecuador es uno de los puntos en los que hay que actuar. “Aquí se conoce muy poco de cómo opera una mina. Tal vez es básico comprender que la computadora tiene minerales, que el celular tiene minerales, pero mucha gente no conoce y considera que la minería solamente tiene cosas negativas. ¿Cómo empezar a romper esto y cómo conectar? Primero, enseñando a la gente qué es la minería y también mandándoles un mensaje de que se puede hacerla de manera responsable, que ahora existen varios mecanismos, varias estrategias, para que los inversionistas mineros tengan capacidad de trabajar responsablemente y de ser sancionados si no lo hacen”.
Pero en este punto, el accionar irresponsable y letal de la minería ilegal le ha hecho mucho daño a la idea de las sociedades sobre la actividad. “Si queremos realmente combatir la minería ilegal, la única forma es garantizar certeza y seguridad jurídica para los inversionistas que tienen el capital y la experiencia suficiente para hacer una minería bien hecha y responsable. Mientras las políticas del gobierno y las políticas de los diferentes organismos no se alineen a garantizar la seguridad de los inversionistas, creo que va a ser muy difícil pelear con estos fantasmas de la ilegalidad. La minería ilegal encadena todo tipo de temas negativos, abuso infantil, abuso de mujeres, prostitución, evasión de impuestos, otro tipo de crímenes y la única forma de enfrentarla es dar acceso a compañías que tienen políticas de respeto a los derechos humanos, políticas que garantizan el encadenamiento productivo de la minería, desde un punto de vista de respeto a las normas internacionales y nacionales”.
Finalmente, Aillón considera que es importante comunicar o saber comunicar los beneficios que trae la minería responsable. “Actualmente, el Ecuador está en el proceso de implementación de los estándares EITI, de transparencia de la industria extractiva. Esto va a obligar, tanto al gobierno como a las compañías, a volverse transparentes en todos los sentidos, en sus contratos y en los beneficios económicos que la minería genera. Se ven muy lejanos para las personas, para las comunidades, los beneficios tangibles de la minería, y eso es simplemente porque nos hace falta entender cuáles son esos mecanismos para que esos recursos les llegue. La ley ecuatoriana determina claramente cómo se deben repartir esos beneficios, pero nos falta mecanismos para que la gente se involucre más y conozca cómo puede acceder a estos”.