viceministra mineria Ecuador Rebeca Illescas

‘Estamos haciendo un millón de cosas para fortalecer la gobernanza del sector minero ecuatoriano’

La viceministra de Minería, Rebeca Illescas, envía un mensaje claro a la industria minera mundial presente en PDAC, en Toronto, Canadá: Ecuador está construyendo un ambiente óptimo para que más empresas lleguen a invertir en un país rico en recursos minerales.

Los beneficios de la minería industrial para el país están a la vista. Sin embargo, pudieron ser mucho mayores. Varios proyectos no han logrado llegar a feliz término, siguen sin despegar. ¿Qué sucedió?

La minería en el Ecuador, sobre todo la industrial, tiene un potencial altísimo. Geológicamente tenemos muchas oportunidades. Sin embargo, planificar una minería bien hecha, responsable, es un trabajo a largo plazo. Hace más de diez años, se empezó a impulsar una política de desarrollo industrial de la minería, al mismo tiempo de ir fortaleciendo y mejorando también a la pequeña minería. En términos sociales, políticos y macroeconómicos, para el país es importante tener un sector controlado, organizado, con una institucionalidad fuerte que permita acompañar estos procesos.

La planificación trabajada en su momento posibilitó que tengamos minas como Fruta del Norte, Mirador, que hoy son una realidad. Y otros proyectos como El Domo, La Plata, Cascabel, Cangrejos. Lamentablemente, no se han podido concretar algunos de estos compromisos y las expectativas que teníamos como sector para el desarrollo de estas minas, debido a la inestabilidad política de los últimos años en el país. Somos casi el único país de la región que no ha desarrollado sus minerales.

¿Hacia dónde va Ecuador los próximos diez años?

Este tiempo ha sido de aprendizaje, tanto para las empresas como para el Estado. El país no estaba preparado para asumir tantos compromisos institucionales, técnicos, normativos, regulatorios y de gestión pública para acompañar los procesos mineros. Y en el camino se debilitó la institucional minera, con poca capacidad operativa, en medio de riesgos sociales y políticos, que en vez de solucionarse, se han complicado.

Pese a todo, creo que se impulsan las inversiones, se concretan proyectos, se mantiene el interés de las empresas y se han hecho ajustes importantes. Pero de aquí en adelante ya no podremos decir que estamos aprendiendo, eso no es justificación. Pero sí sabemos que tenemos que sistematizar mejor la información, automatizar, tecnificar, modernizar, hacer que el sector público y la gestión pública sea más eficiente y que acompañe a esta dinámica minera industrial. En eso trabajamos ahora.

¿Cuál es la hoja de ruta o cuál debería ser independientemente de quién sea el nuevo Presidente de la República para los próximos cuatro años [Ecuador elige a su nuevo gobernante el 13 de abril del 2025]?

Hoy, más que nunca, no podemos pensar que pueda existir un desarrollo económico y social sin la participación de la minería. ¡Y mucho más en los territorios! Decir que no se debe hacer minería es realmente una falacia. Para mí, uno de los problemas y los riesgos que tenemos para los próximos años es establecer una actividad controlada y que como Estado se pueda asegurar a los ciudadanos de que se hacen las debidas gestiones para promover una actividad con responsabilidad.

Dicho esto, no es posible tampoco hacer minería industrial en un año, de la noche a la mañana. Lo que hacemos, y es nuestro deber, es tener una agenda en la cual venimos trabajando desde hace varios años. Todos los gobiernos, lo hayan querido o no, de buena manera o no, han continuado con ese plan de exploración y de inversiones. La diferencia ahora es que lo hacemos en los tiempos adecuados, de manera correcta, con mayor eficiencia y no con el descontrol y caos que muchas veces hemos visto que ha pasado en los últimos años.

Usted ha estado muy vinculada al ámbito académico en los últimos años. ¿Considera que la gente ha aprendido más de minería en esta última década, que los esfuerzos como el de la revista MINERGÍA, ha dado algún fruto?

Todos los esfuerzos sirven, todo suma. Cada vez somos más quienes trabajamos en esta industria. Empezamos con reuniones casi de amigos y hoy tenemos un ecosistema bastante fortalecido. Los esfuerzos que se hacen desde los espacios de comunicación, los gremios, la academia, los estudiantes, las empresas, el gobierno, son absolutamente válidos. Hoy, por ejemplo, tenemos organizaciones de mujeres alrededor de la minería, que no teníamos hace varios años. También hoy podemos sentarnos a conversar entre múltiples actores sobre la importancia de la minería, que apenas con dos proyectos, más el aporte de la pequeña minería, significan un aporte bastante significativo al Producto Interno Bruto (PIB).

Dato mata relato, se dice. Pero, ¿por qué aún hay quienes se oponen?

Porque no entienden o no quieren entender que la macroeconomía necesita a la minería. Somos un país dolarizado. ¡Y la dolarización se hace con dólares! Entonces, como sociedad podemos estar en desacuerdo sobre muchas cosas, pero cuando hablamos de no tener dolarización, todos nos quebramos. ¿Y qué industrias y sectores son los que aportan con mayores ingresos para fortalecer la dolarización? Sin duda, una de ellas es la minería. Entonces, a partir de todas estas discusiones, es necesario converger en que es necesario un mayor control en los territorios, mejorar el impacto de temas sociales, ambientales, controlar la actividad ilegal, que es la que destruye el ambiente y las comunidades. Nuestra discusión como ciudadanos para los próximos años deber ser: ¿cómo hacemos que esto funcione y cómo nos involucramos todos en un proceso participativo? Necesitamos mejorar esta gobernanza en una industria que es un aporte fundamental para el desarrollo social y económico del país.

Esa piedra en el zapato que es la actividad ilegal… Que además es un problema regional. ¿Por qué no se conforma un frente común de defensa de la minería responsable entre todos los países mineros de la región?

Lamentablemente, la actividad delincuencial alrededor de la minería, la extracción ilícita de los minerales, se ha exacerbado en los últimos años de una manera exponencial en la región. Desde hace varios años existen comités de seguridad, militares, que junto con la Cancillería, asumen un papel importante en esta articulación con los países vecinos. Pero obviamente, y ese es el problema y el desafío que tenemos como países, la minería no se hace en las zonas urbanas, no lo hacemos en las capitales de los países o las provincias, sino se hace en zonas aisladas de complejidad para el acceso y, por supuesto, del control.

Sin embargo, no solo es importante la lucha y el combate a la actividad ilegal a través de una respuesta efectiva y real, con acciones concretas, con presupuesto, con políticas, con interinstitucionalidad, como lo hacemos ahora a través del Conim, por ejemplo, sino que como administradores de los recursos minerales debemos apuntar a tener la mayor cantidad posible de áreas mineralizadas, controladas, con exploraciones responsables en las cuales se pueda tener un territorio que esté acompañado por una empresa.

En ese sentido, la mejor forma de cuidar el territorio, cuando es mineralizado, es tener una empresa que esté explorando o que eventualmente haga un aprovechamiento responsable. Entonces, es imposible un control solamente con operativos o coercitivo, lo mejor que podemos tener es concesiones a las cuales podamos controlar.

Y también no se debe solo pensar en gran minería, sino también en que la pequeña minería y la artesanal vayan migrando a mediana minería. La visión y el objetivo nuestro es que tengamos más concesiones regularizadas, más mineros regularizados, que podamos también apoyarles, que se tecnifiquen.

¿Con qué mensaje va a llegar Ecuador a PDAC 2025?

Ecuador ha sido una montaña rusa de mensajes y de emociones, tanto en el PDAC como en escenarios internacionales. Creemos en que la minería, industrial sobre todo, se tiene que hacer con capitales extranjeros. Por eso, en los últimos años hemos dado mensajes de seguridad  y certeza. De hecho, no hemos cambiado la legislación alrededor del tema de minería, que es una de las preocupaciones que tienen los inversionistas. Otro punto es que trabajamos con la misma Ley de Minería los últimos 15 años, por lo que es importante decirles a las empresas que no la hemos cambiado, más bien la hemos mejorado en términos de inversiones, tenemos incentivos tributarios, mejoras en los contratos de inversión, estabilidad tributaria, no hemos incrementado la carga fiscal, etc. Por el otro lado, sí tenemos un problema, en el que hay que gastarse un poco frente a las empresas: el tema político y la situación social.

¿Y qué estamos haciendo ahora? Trabajamos en una política minera a largo plazo, en una recuperación de la gobernanza, que significa que todos los actores estemos involucrados. ¿Y por qué esto es importante? Porque si la gobernanza está fortalecida y uno de los actores falla, no importa, porque todo el resto de la cadena está involucrada. Soy súper positiva de lo que llevamos al PDAC: estamos mejorando la normativa interna; estamos enfocados en la actualización y depuración del catastro minero, la depuración del catastro minero; estamos trabajando en la transparencia, que es muy importante para las inversiones. En definitiva, estamos haciendo un millón de cosas para fortalecer la gobernanza del sector de minería.

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