minería empuja a la región hacia el desarrollo económico Ecuador

La minería empuja a la región hacia el desarrollo económico. ¿Y Ecuador?

En los últimos años, las autoridades ecuatorianas, a su debido turno, han buscado desesperadamente fuentes de inversión. El inmenso potencial minero existente a lo largo del territorio nacional convierte a esta industria estratégica en el diamante que tanto buscan. Lamentablemente, los recursos existen, pero la decisión política no. Entonces, quizás vale la pena voltear a ver a los vecinos y aprender de todas las experiencias acumuladas a lo largo de su vida minera. Poner en práctica acciones ya probadas puede ser una buena salida a la crisis económica y social actual.

El 23 de noviembre del 2023, Daniel Noboa asumió la Presidencia del Ecuador, para un período de 18 meses. Es un gobierno de transición que, sin embargo, debe enfrentar un escenario muy complejo por prácticamente todos los frentes: político, económico y social. En un Ecuador que en solo tres años pasó a convertirse en uno de los lugares más peligrosos del mundo, la necesidad de encontrar soluciones es urgente. A la deriva política, con una pérdida casi total de la institucionalidad, se suma una recesión económica y un grave deterioro del tejido social. Un coctel que pone en jaque, casi mate, a cualquier ciudadano que busque sentarse en el sillón de Carondelet.

Pese a ello, la ilusión de revertir esta situación siempre renace con cada inicio. Arranca una nueva administración e inicia un nuevo año. Por eso, más allá del escenario ultra sombrío por el que caminan los ecuatorianos actualmente, es necesario ver más allá y encontrar esos faros por los cuales guiarse. Y uno de ellos es la minería. En un momento de sed de inversiones, para generar empleos e impulsar el crecimiento económico, la industria minera es, hoy por hoy, la única capaz de llegar a ser el motor hacia el desarrollo del país. ¿Qué hace falta? Decisión.

Para Fabricio Yépez, coordinador del programa de Minería de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), el 2024 hay que verlo desde dos frentes. El primero, desde el diagnósito: se ve bastante complejo, porque el escenario político, legal y económico en Ecuador no están claros. “Ahora mismo no sabemos cuál va a ser la política del gobierno de transición en el tema de la explotación minera a gran escala, no sabemos qué políticas tiene para la minería artesanal y pequeña escala. Y tampoco vemos una actitud fuerte para detener la minería ilegal que está creando un cáncer en el país. Los obstáculos legales, ambientales y demás bloquean fuertemente toda la perspectiva de inversión, tanto en las construcciones de nuevas minas, donde algunas ya están en fase de empezar pero no se ha podido hacer porque hay inestabilidad en los marcos legales, en los ambientales, que impiden crear un ambiente auspicioso para la minería a gran escala. Y es específicamente la de gran escala, porque es la única opción que tenemos como país para hacer minería correctamente, protegiendo todos los aspectos, minimizando al máximo los impactos ambientales. Una explotación racional se la hace a través de alta tecnología y eso solo lo tiene la gran minería. Y en estos momentos no hay las condiciones para hacer una buena inversión”.

La segunda, desde las oportunidades. “Es un momento crucial para la minería en nuestra región. Acaba de realizarse la COP 28, donde el mundo se ha comprometido a dejar los combustibles fósiles en las próximas décadas. No sabemo si va a funcionar o no, pero ya es un camino que se traza. Si no hay acceso a productos mineros no se poderán desarrollar las energías renovables a gran escala en todo el planeta. Hablo de la energía eólica, solar, los autos elécricos, de toda esa industria. Por lo tanto, es un ambiente auspicioso internacionalmente, va a haber una demanda fortísima de productos mineros, en especial de cobre. Tenemos mucho cobre en Ecuador pero no tenemos el marco legal, ambiental ni político para desarrollar los proyectos”.

En este sentido, Yépez, recomienda aprender de la larga historia minera de países vecinos como Perú y Chile. “Ellos llevan décadas haciendo minería. Podemos aprender de ellos de cómo lo hicieron, tanto de las buenas practicas como de las no tan buenas, donde tuvieron que aprender, pero eso nos allana el camino. Estamos recién empezando. La ventaja es que hoy existe tecnología que antes no disponíamos. Como decía antes, desde el punto de vista económico, la demanda por cobre será impresionante. Se necesitará al menos ocho veces más de este material para un vehículo eléctrico comparado con uno actual. Entonces, tenemos el producto, podemos salir al mercado internacional, los precios van a mejorar. Hay compañías internacionales que sí están interesadas en invertir en Ecuador. Se habla de que queremos inversión extranjera y la única fuente real es la minería; en el sector eléctrico es muy difícil, en telecomunicaciones no se va a incrementar el flujo, ni en el hidrocarburífero. Ahora mismo, la minería es el cuarto producto de exportacion con solo dos proyectos a gran escala en operación. No hay otra alternativa para atraer inversión. Deberíamos impulsar los marcos legales, ambientales y políticos”.

Ecuador, un antes y después de la minería

No hay más ciego que el que no quiere ver. Las cifras que el Banco Central del Ecuador detalla en su informe demuestra que entre el 2007 y el 2022, la participación de la explotación de minas y canteras en el Producto Interno Bruto (PIB) experimentó un incremento significativo de 0,67 puntos porcentuales. En el 2007, esta actividad representaba el 0,29% del PIB, y para el 2022, última fecha disponible del valor agregado bruto por industria de las Cuentas Nacionales (trimestrales), la participación se elevó al 0,96%. “Este aumento en la participación en el PIB sugiere un crecimiento y una mayor relevancia económica del sector de explotación de minas y canteras en el país durante ese período. Se anticipa que con la producción de las minas Fruta del Norte y Mirador, esta participación continúe aumentando en los próximos años, reflejando el impacto positivo de estos proyectos en la economía nacional”.

La mayor actividad durante todos estos años evidentemente se reflejan en un aumento de las exportaciones. En oro, en términos de dólares, crecieron 57 veces más.

En lo que respecta al empleo, solamente entre enero y septiembre del 2023, las minas y proyectos mineros estratégicos y de segunda generación generaron un total de 34 176 puestos de trabajo. De esta cifra, 8 544 correspondieron a empleos directos, mientras que 25 632 son empleos indirectos.

Menos pobreza en Perú

A Daniel Alegría, ingeniero en Minas y presidente Ejecutivo de la Cámara Minera de Bolívar, también le preocupa que hasta ahora el Gobierno ecuatoriano no ha declarado ni entregado ningún tipo de política minera que pueda mejorar o dar mayor certeza al inversionista. “Se mantienen las políticas del gobierno anterior. Daniel Noboa llegó con algo de cambio o esperanza para las inversiones, pero para el sector minero no hay una posición o comunicado claro o exacto de lo que podemos esperar. Eso es preocupante. Esperemos que pueda estabilizar, tanto jurídica como políticamente al sector, que tengamos la seguridad administrativa y jurídica para atraer cualquier tipo de inversión”.

Y toma como ejemplo a Perú. “Ellos incentivan su política a nivel local para el desarrollo de proyectos. Hace unas semanas emitieron una normativa para facilitar la obtención de licencias para los proyectos, que es algo que aquí sigue siendo un eslabón que no se puede cerrar por completo, porque las personas que están a cargo han bloqueado las licencias ambientales y eso evita el avance de los proyectos. En vez de ofrecernos como un país competitivo a nivel regional, de dar las facilidades a los proyectos para que rápidamente lleguen a una etapa de producción (que al Estado le trae beneficios por impuestos, regalías, etc.), lo que se hace es frenar el desarrollo tanto nacional como local. Perú y Chile tienen experiencias amplias. Brasil y Bolivia igual. Como ecuatorianos no tenemos la culpa de estar asentados en una zona geológicamente rica, somos de los pocos países que tenemos una alta cantidad de minerales, otros ni siquiera lo tienen. Si no aprovecharmos esta oportunidad para competir a escala regional, vamos a seguir siendo subdesarrollados, dependientes del financiamiento internacional, con más deuda”.

Y así lo entendieron los peruanos. En un artículo escrito por Almendra Rodríguez Rivera, investigadora de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), para la revista Rumbo Minero, repasa cómo la actividad minera en ese país ha sido de gran importancia para su crecimiento y desarrollo económico. “La minería peruana se ubica entre los puestos más importantes en América Latina y en el mundo. Esto permite que contribuya al crecimiento al obtener mayores ingresos fiscales. Solo la minería representa alrededor de 10% del PIB (11,3% en el 2023) y más del 60% de las exportaciones. De hecho, la minería aporta casi la quinta parte de los impuestos que se recaudan. Otro aporte clave es que emplea a 200.000 trabajadores de manera directa y entre 1 millón y 1,6 millones de manera indirecta, esto implica beneficiar a seis millones de peruanos, según informa el Ministerio de Energía y Minas, y el Instituto Peruano de Economía (IPE). Es decir, por cada empleo directo generado en el sector minero, se genera ocho empleos indirectos en sectores relacionados”.

Además, la minería tiene influencia directa e indirecta en la reducción de la pobreza y en los índices de desarrollo. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el Perú “hay una correlación directa entre la reducción de la pobreza y la generación de ingresos por la actividad minera. Disminuyó 15 puntos porcentuales más de lo que se hubiera reducido sin su aporte. Es decir, se encuentra una reducción de la pobreza a partir del crecimiento del sector minero. El nivel de pobreza monetaria pasó de 42,4% en el 2007 a 20,2% en el 2019, antes del Covid-19”.

El ejemplo chileno está

El constitucionalista Juan Francisco Guerro es determinante en señalar que el futuro del Ecuador está en el desarrollo de la minería. “Lo que nos enseña claramente la experiencia de países vecinos, como Chile, es que ha funcionado, que se han viabilizado proyectos, considerando a los pueblos y comunidades ancestrales e indígenas como parte del proceso de toma de decisones. Ese es el camino hacia el cual debemos ir. No podemos caminar por la eterna falacia. Las experiencias regionales positivas, como la chilena, nos han enseñado que se puede compatibilizar la explotación minera con la conservación de la naturaleza, siempre y cuando la actividad se realice de manera formal, regulada y responsable. Debemos fomentar a este tipo de minería, combatir a la actividad ilegal. La industria responsable siempre va a considerar a los pueblos y nacionalidades de las zonas de influencia de los proyectos, para que participen de los proyectos y de los beneficios. Lamentablmente, hay determinados grupos con intereses particulares, extremismos ecológicos o posiciones radicales que no son compatibles con la realidad que tenemos en el país”.

Considera que el 2024 va a ser un año crucial para la industria minera nacional. Como es de conocimiento público, en noviembre del 2023, la Corte Constitucional (CC) emitió una sentencia relacionada con la Consulta Ambiental. Y en esa sentencia, si bien estableció que el reglamento 754 que regula la consulta ambiental es inconstitucional por razones de forma, está vigente hasta que se expida la Ley de Consulta Ambiental por parte de la Asamblea Nacional. Es decir, que en el 2024 seguramente se van a a llevar por primera vez procesos de consulta ambiental reglamentados conforme los estándares de la CC. “Obviamente, va a ser un tema sustancial ver cómo el Ministerio del Ambiente desarrolla esta consulta ambiental, cómo los grupos antimineros y antiextractivistas reaccionan y cómo estos procesos pueden terminar en licencias ambientales. Eso va a ser un tema muy interesante, porque por primera vez vamos a hacer procesos, ya no de socialización, sino de participación, de consulta ambiental con una normativa que de una u otra forma ha sido avalada por la CC”.

El segundo tema que es importante, argumenta, es que la decisión de la CC viabiliza o abre la puerta para que puedan realizarse consultas previas, es decir, que aún cuando no exista una Ley de Consulta Previa, la CC ha insistido en que los derechos constitucionales no requieren de normas reglamentarias o en desarrollo para ser aplicadas. “Nuevamente, hay un reto por parte del nuevo gobierno para ver cómo lleva a cabo las consultas previas, los primeros procesos de consulta previa formal. Y a través de estos, cómo se viabiliza la realización de proyectos o programas en aquellos territorios donde hay comunidades, pueblos, asentamientos, etc.”.

Y un tercer tema que es sustancial,  es que la CC le dio un año a la Asamblea Nacional para expedir tanto la Ley de consulta Ambiental como la Ley de Consulta Previa. “Entonces, desde el punto de vista legislativo, tiene la obligación, por mandato expreso de la CC, de aprobar las leyes que viabilicen la realización de esta consulta ambiental y previa en los parámetros de la CC. Por tanto es un año con una tarea legislativa intensa y en el cual la Asamblea va a tener que zanjar de una vez por todas estos vacíos normativos que han dificultado el desarrollo no solo del sctor minero y extractivo, sino en general el productivo del país”.

Y sobre esto, Chile tiene una larga experiencia y de la cual se puede tener un amplio referente. Un trabajo que le ha llevado a ubicarse como el primer productor mundial de cobre, el segundo de molibdeno, el séptimo de plata y el décimo cuarto de oro. Y esto lo ha logrado a fuerza de armar un marco político y jurídico que brinda confianza al inversionista. De cada cinco pesos chilenos que se invierten, uno proviene de la minería. Y más del 52% del total de exportaciones es de productos mineros. Además, como resultado del aporte de este sector, la pobreza ha disminuido de manera sustantiva. Por ejemplo, Antofagasta, una de las principales regiones mineras, tiene hoy uno de los menores índices de pobreza de Chile, según un estudio de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami). En 1990, el 34,2% de su población vivía en condiciones de pobreza, porcentaje que se redujo al 8% en el 2009, todo explicable por el círculo virtuoso que ha generado la minería.

Bolivia, Colombia…, las cifras son determinantes

No hace falta sino revisar los balances de las principales instituciones públicos de los diferentes países de la región para evidenciar la importancia de la minería en las economías. En el caso boliviano, según el Ministerio del ramo, en el primer semestre del 2023, la producción de minerales alcanzó el valor de USD 3.166 millones, por la explotación principalmente de oro, zinc, plata, estaño y plomo, “aspecto que se traduce en recursos por concepto de regalías mineras que benefician a regiones productoras de minerales del occidente del país como Potosí, La Paz y Oruro. Sin embargo, en los últimos años, regiones como Cochabamba, Beni y Santa Cruz empezaron a mostrar actividad minera, con la explotación de oro que de forma paulatina cobra importancia en estas regiones”.

En Colombia, durante el primer trimestre del 2023 las exportaciones del sector minero alcanzaron los USD 4 962 millones, un crecimiento del 32% frente a los USD 3 752 millones reportados en el mismo periodo del año pasado. Estas exportaciones alcanzaron un récord, pues de acuerdo con la Asociación Colombiana de Minería (ACM), fueron las más altas que se registran en los últimos 14 años. En términos generales, conforme datos de la Agencia Nacional de Minería, esta es la situación de la industria en ese país:

Los mexicanos, por su parte, a finales del 2022, su minería continuó ubicándose entre las más importantes del mundo, contando con 16 metales y minerales ubicados en los 10 principales lugares en la producción mundial. No obstante, en dicho año se registró un decremento de 0,6 % y, como consecuencia, el sector disminuyó ligeramente su participación en el PIB nacional, de 2,5 % en el 2021 a 2,4 % en el 2022. Entretanto, el valor de la producción minero-metalúrgica sumó un total de USD 15 751 millones y Las exportaciones ascendieron a USD 22 408 millones en el 2022. Según el Gobierno mexicano, “la minería sigue siendo un sector fundamental de la economía nacional, considerando que abastece a más de 70 sectores productivos. Asimismo, es un pilar para el bienestar y calidad de vida de 696 comunidades situadas en 212 municipios; no obstante, ha tenido una baja que se debió a factores como la alta inflación provocada por el conflicto entre Rusia y Ucrania, la desaceleración económica global y la incertidumbre sobre las políticas actuales respecto a la minería en el país, lo que provocó una menor llegada de capitales extranjeros al sector”.

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