Por las venas de este abogado corre cobre
La minería responsable es una pasión para Raúl de la Torre. El quiteño ha estado vinculado al sector desde 1977, asesorando a empresas y gobiernos. Fue uno de los conocidos como ‘los cuatro gatos’, un grupo que ayudó a levantar la feria Expominas.
Ha estado en las buenas, en las malas y en las feas dentro de la industria minera ecuatoriana. Ha sido un espectador y protagonista del desarrollo y de los tropiezos de un sector que, según sus propias memorias, ha logrado avanzar contra viento y marea. Es Raúl de la Torre, un abogado quiteño, graduado en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en 1977, padre de tres hijos y abuelo de seis nietos.
Desde sus primeros pasos en el estudio jurídico Pérez Bustamante & Pérez se vinculó al mundo minero, como responsable de procesos de compañías mineras y asesorando a clientes nacionales y extranjeros en aspectos relativos a concesiones y, en general, lo concerniente a negocios mineros en el país. “Siempre estuve conectado al tema minero. De hecho, soy miembro de la Asociación Latinoamericana de Abogados Mineros. He ayudado al sector privado, pero también en algunos momentos a los diferentes gobiernos en instancias de preparación de ciertos proyectos de Ley, de resoluciones, etc. Puedo decir que hemos pasado épocas muy duras”.
Pese a los obstáculos, nunca se ha apagado su entusiasmo. Y para saber por qué, hay que remontarse a los años en que junto a un puñado de ejecutivos mineros se decidieron a poner en escena la primera feria minera denominada Expominas, en un contexto toalmente adverso. “Siempre conversamos con Hassan (Becdach) sobre armar una feria minera. Con él somos amigos de hace mucho tiempo. Pero, claro, la minería aún no era muy conocida en el país. Así que hicimos muchos esfuerzos por conseguir auspiciantes y compañías para que estén presentes. Logramos registrar 25 empresas. Pero faltando pocos días para la inauguración, la Asamblea Nacional, en la época del expresidente Rafael Correa, dictó la Ley de Amparo Minero, que cerró el catastro y puso trabas al desarrollo minero. Todo en vísperas del inicio de feria”.
Lo que pasó inmediatamente después fue el resultado del empuje de un grupo conocido como “Los cuatro gatos’, en realidad un puñado de unos 12 personajes vinculados a la minería que se negaron a darse por vencidos. “Gracias al tesón de Hassan, con Leonardo Elizalde y Kurt Freund, nos fuimos a Chile, a invitar a expertos chilenos para que vinieran a hablar sobre desarrollo minero. Porque, claro, de las 25 compañías registradas, se salió la mitad. Lo logramos pese a todo. Esa primera Expominas fue la puerta de entrada para lograr algo que este espacio siempre ha sido: un sitio de discusión de temas entre los sectores público y privado, es un ganar-ganar”.
Amante de la lectura, De la Torre siempre está absorbiendo conocimiento, como una especie de esponja cerebral. Lee mucho, muchísimo, y de todo: temas jurídicos, societarios, internacionales, pero también tiene fascinación por los bestsellers, por los autores mundiales con sus grandes obras. “Creo ser un buen lector, me gusta. En este momento estoy sumergido en los análisis de todo el problema surgido entre Ecuador y Mexico, a raíz de la incursión en la embajada para detener al exvicepresidente Jorge Glas. Es muy interesante conocer antecedentes de fallos contra EE.UU., por ejemplo, que siempre tuvo una política de libre decisión, pero que la Corte Internacional en determinados casos le impuso sanciones en beneficio de la comunidad internacional, unas claras, otras no tanto. Es un tema muy apasionante”.
Aunque no tan apasionante como la minería. Hay dos campos que le gusta particularmente. El uno es la discusión y negociación de los contratos, cuando el inversionista y el Estado van planteando puntos. “Si bien la gente dice que es muy difícil llegar a un acuerdo, yo creo que es mentira, es fácil cuando hay buena voluntad, cuando lo que se busca es el beneficio mutuo”. El otro tema que le atrae es el relativo al momento en que la mina está en producción, porque ahí hay una serie de aspectos, como el financiamiento y el laboral, que hay que ir analizándolos y tratándolos”.
Hombre de familia, le gusta estar rodeado de los suyos y de contemplar la escencia inocente de sus nietos. “Con los niños podemos entender el verdadero valor humano, ellos dicen las cosas como las sienten, es lo que nos hace falta a los viejos, tenemos un afán de callarnos, de taparnos, de cuidarnos”. Por eso no oculta su preferencia por el cobre, mineral que ha estado permanentemente en su vida profesional al asesorar a las compañías que han explorado las concesiones a lo largo del territorio.
Y en todos estos años, De la Torre ha logrado desarrollar una mirada 360° de la actividad minera. Es por esa razón que puede asegurar con total seguridad que en un Ecuador eminentemente minero, que dispone de una riqueza geológica muy alta, los gobiernos no han sabido usar bien la cabeza. “Apenas está investigado un 10 % de la riqueza geológica ecuatoriana. Los gobiernos de turno no han sabido adoptar verdaderas políticas mineras. Aquí se comenten errores. El más grande es que cada gobierno que llega dicta una nueva Ley de Minería y eso asusta a los inversionistas, porque hasta que la ley sea conocida y se aplique pasa tiempo, no es custión de uno, dos o tres meses. En eso estamos lejos de lo que sucede en Perú o Chile, donde las políticas públicas alrededor de la industria son permanentes, sin importar quién gobierne”.
De cualquier manera, fiel a su optimismo, cree que hay un gran futuro para el país. Nada más hay que ajustar ciertas tuercas y aceitar la maquinaria. “Hay que dar seguridad jurídica al inversionista extranjero. Eso es lo basico. A ellos no les asusta, incluso, los impuestos, sino los cambios legales. Otro punto es cerrar filas frente a la minería, involucrar a las universidades y educar a los niños y jóvenes sobre su importancia. El 90 % de los productos que utilizamos a diario es de origen minero. Y, por último, una lucha frontal contra la actividad ilegal. Los beneficios de una minería formal son enormes. En el sector petrolero el impacto positivo se duplica, en la minería se multiplica. Vamos a salir adelante, sí se puede, con tropiezos, con problemas, pero esa va a ser la realidad. No podemos retroceder 100 años”.