Vicente Tsakimp mineria ecuador

El educador shuar que es un mediador para la minería responsable

Vicente Tsakimp ha sido una pieza fundamental para el reinicio de las operaciones mineras en la zona de Warints. Su carácter conciliador y a la vez firme permite avanzar en una estrategia conjunta entre comunidades, empresa y Estado.

Nada ha sido fácil para él, siempre extrañó tener el consejo de un padre, a quién nunca conoció, y, desde el 2020, el cariño de su madre, Josefina Antún, fallecida durante la pandemia. Es el segundo de nueve hermanos y el padre de 11 hijos. Nació en Tiwintza, el 30 de septiembre de 1965, y, desde muy niño, se trasladó a vivir en la comunidad Warints, en la zona de Limón, en la Cordillera del Cóndor. Lo conocen como “Vichi”, “Don Vichi” o “Numi”, es un líder.

Cada paso en la formación académica fue un desafío para Vicente Tsakimp, por las dificultades del acceso a su territorio y por las limitaciones económicas, por eso, cuando obtuvo el título de Docente en el Instituto Bomboiza, del cantón Gualaquiza, quiso allanar el camino para los demás y se convirtió en el primer profesor de Warints, un servicio que lo llevó con orgullo por once años allí.

Coincidió su profesorado con el conflicto en el Cenepa, en 1995, entre Ecuador y Perú, y su gestión fue abrir las puertas a las Fuerzas Armadas para que hicieran campamento en Warints, convirtiéndose en una zona de operación aérea. Recuerda el gran apoyo de la gente, “nadie abandonó la comunidad, más bien se unieron en defensa del territorio, no había miedo, solo valentía”. En el área se abastecía a los helicópteros misileros, de principio a término del conflicto. Le duele pensar que todo lo ganado en el territorio fue perdido después en la mesa de negociaciones, “se perdió gran parte de Tiwintza, Alto Cenepa y la Cueva de los Tayos, y ahora quedan solo anécdotas de haber estado ahí”.

Le gustaba más ser maestro de educación inicial, trabajar con los niños de primer año de educación básica, porque lo hacía con mucha paciencia, poniendo toda su creatividad para enseñar con juegos, orientarlos, integrarlos. Él mismo nunca olvidó el consejo que, desde muy pequeño, escuchaba de su madre: “Estudia, habrá tiempo para las diversiones, nunca se acabará el dinero, pero primero estudia, tienes que prepararte”.

Luego de su etapa de docencia, se convirtió, por 10 años, en Supervisor Provincial de Educación Intercultural Bilingüe de Morona Santiago, en la zona Nunkui Cenepa, una zona de muy difícil acceso. Y, posteriormente, fue Asesor Distrital en Limón Indanza, con 46 comunidades, por un año. Fue desvinculado en el 2014, debido a las reformas a las leyes de la Ley Orgánica de Servicio Público (Losep), que no contemplaban su cargo.

Regresó a la comunidad a vivir con su familia y, en el 2015, fue electo, por la asamblea del pueblo, como Presidente de la Organización del Pueblo Shuar-Arutam, trabajó por cuatro años, hasta el 2019. “Mi labor en la zona, en las comunidades, ha sido contribuir con mi conocimiento para que la gente salga de lo que se vivía antes, ponerme delante de ellos y enfrentar las crisis, salir adelante juntos, no doblegarme ante ninguna cosa”, dice alegremente al recordar su trayecto.

Warints cuenta actualmente con 840 habitantes. Cuando se empezó a escuchar, por los años noventa, que en ese lugar había algunos recursos minerales, hubo divisiones internas por intereses de organizaciones que buscaban la afiliación de socios, así como de las religiones católica y evangélica, que buscaban adeptos. Entonces, su intervención sirvió de brújula para tomar decisiones a favor de la unidad del pueblo shuar y de la creencia ancestral de que existe un solo Dios para todos, dice.

Desde 1998 hasta el 2000 empezaron los trabajos de exploración minera en la zona, y se extendieron hasta el 2006, pero los representantes de la comunidad tuvieron un rotundo rechazo al proyecto minero. La razón es que la empresa compró terrenos donde estaban las concesiones a algunos de sus dueños. Esto genero un conflicto con las comunidades que vieron con malos ojos que ciertos pobladores hayan negociado con Lowell la venta de esos terrenos, lo que finalmente paralizó el proyecto hasta el 2018.

En el 2015, cuando asumió como Presidente de la Organización del Pueblo Shuar-Arutam, Lowell reinició los diálogos con la comunidad. Vichi pidió a la empresa, primero, dialogar con las organizaciones y luego con las comunidades, para lograr mejores acuerdos. También solicitó al Estado hacer una consulta previa, libre e informada en el territorio, para no tener problemas internos en las comunidades.

No fue sino hasta el 2018, cuando Lowell y los Centros Shuar iniciaron formalmente un proceso de “Diálogo de Buena Fe y Reconciliación”. Gracias a este proceso, la compañía devolvió 26 inmuebles, cuya extensión total aproximada es de 2 500 hectáreas. Esto significó un gran paso que llenó de confianza a la comunidad y que permitió avanzar en las conversaciones sobre qué concesiones mineras se podían y no se podían ejecutar. Así se elaboró la hoja de ruta con la empresa, en un proceso de nueve meses.

En julio del 2019, se abrieron las puertas a Lowell para que retomara los trabajos en la zona, con la suscripción de un nuevo acuerdo. Actualmente se encuentra en la etapa inicial de exploración minera para conocer el potencial del territorio.

“Vivir tan apartados de los focos donde se toman decisiones ha sido muy difícil. Cuando, como docente, salía a presentar sus informes en el Ministerio de Educación, aprovechaba para gestionar obras para la comunidad. Los padres de familia respaldaban económicamente estos traslados y logística. Algunas cosas se lograron por esa vía, como el sueño de tener una vía de acceso desde Limón Indanza hacia Warints. Pero el verdadero respiro vino con la llegada del proyecto de minería”.

Cuando terminó su periodo como Presidente, el pueblo lo eligió como Coordinador de la Alianza Estratégica que regula las actividades con la minera y el Estado, para dar buen cumplimiento al proyecto. En el 2020, ante la crisis sanitaria, la empresa paró sus actividades por alrededor de tres meses y hubo una denuncia del Pueblo Shuar Arutam contra esta. Si embargo, se la enfrentó y se pidió respeto a las decisiones que toma el pueblo. Ahora están invitando al diálogo para lograr un mejor entendimiento.

Los acuerdos firmados entre la empresa Lowell y la comunidad comprenden ejes que deben cumplirse, en cuanto a las actividades sociales, culturales, educación, salud, son propuestas grandes que la empresa está apoyando, pero no es de la noche al día, es un proceso a largo tiempo. Los acuerdos se están cumpliendo y el Estado es actor principal, se le informa de todas las actividades en curso. Y Lowell debe cumplir todas las leyes ambientales, en las leyes sociales y los monitoreos. Las  reuniones son quincenales.

Don Vichi tiene una finca donde trabaja con el ganado y ha encontrado tiempo para retomar su querido oficio de carpintero, hace mesas, sillas, muebles, le encanta la selva y disfruta de la compañía de su familia. Es entusiasta jugador de ecuavolei y dice ser ganchador, aunque, entre sonrisas, se resiste a especificar su estatura. Su enfoque en la vida es resolver todos los conflictos que le salen al paso y sembrar la armonía, procurar la alegría para todos, cultivar la amistad, abrazar a las personas.

“Dialogar con él es tener la oportunidad de aprender de la voz de la experiencia: busca siempre espacios de diálogo que permitan generar oportunidades para su gente. Respetuoso al momento de tratar, firme en su palabra, propositivo. Ser recibidos en su casa es un privilegio. Rodeado de sus hijos y nietos, recibe de manera acogedora y gentil. Su temple y firmeza en el momento oportuno, hace que su voz sea escuchada, lo valoremos y admiremos más”, señala Martha Masana, del equipo de Relaciones Comunitarias de Lowell Mineral.

Su mensaje para la minería en territorio es que “desde mi punto de vista, la empresa deberá cumplir los parámetros legales y trabajar con transparencia, dar los beneficios que se compromete a la comunidad y las zonas aledañas. El Estado debe ser el ente rector, para que la actividad minera se regule bajo la Constitución. Debe haber coordinación entre Estado, comunidad y empresa, con información clara, precisa y confiable. Si no se hace con toda responsabilidad, no se llegará al futuro”.

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